Por otro lado, y si somos ciudadanos de un pais desarrollado podemos entrar a partir de los tres años en una institución como es la escuela, en la que nos proporcionan una enseñanza reglada para conseguir una serie de objetivos y contenidos ya establecidos de ante mano.

Esta decisión parece en un principio una opción que no requiere nada para que resulte fructífera y positiva para la persona. Sin embargo, cuando llegamos a ejercitar la profesión de maestros y maestras, nos damos cuenta que no se requiere sólo estar preparado académicamente, sino que requiere unas cualidades y habilidades por parte de la persona que lo ejerce que en las primeras decisiones que nos habíamos planteado ni siquiera se nos ocurrió.
Ser maestro o profesor significa tener la capacidad de empatizar con los demás, al igual que se deben poseer unas habilidades sociales que te permitan desembolverte dentro de una pequeña sociedad como es la escuela, donde al igual que en una comunidad de vecinos, lo que importa son los intereses de cada uno (independientemente de lo que se quiera aparentar).
En otro aspecto, podríamos centrarnos en el papel de los padres, con los cuales debemos contar para que la educación de nuestros/as alumnos/as vaya coordinada hacia un mismo objetivo, pero que en la mayoría de las veces se "ha de basar" en la realidad en que nosotros/as los/as maestros/as enmascaremos la realidad de la vida diaria de sus hijos e hijas dentro del colegio.
Planteado todo esto, es preciso preguntarse "¿Elegimos nuestro futuro teniendo claro a que nos vamos a dedicar realmente? ¿Tenemos desarrolladas todas esas habilidades necesarias para hacer frente a nuestro trabajo?
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